De nuevo, nos venden que viene una crisis económica y hasta nos la anuncian para 2020. Ya han puesto la fecha. Este anuncio se hace con dos objetivos:
El primero es mantener los recortes sociales, laborales, educativos y sanitarios. De ahí, que digan que no se puede modificar la última reforma laboral, ni siquiera la Ley Mordaza. Todo debe permanecer igual. Han conseguido que seamos más pobres, vulnerables e indefensos y tienen que mantenerlo.
El segundo objetivo es que aceptemos sus recetas de siempre: bajada de sueldos, -a esto le llaman competitividad-, más horas de trabajo, -le llaman productividad-, abaratar el despido, -a esto le llaman incentivar el empleo-, bajar los impuestos directos a los ricos y mantener o subir los impuestos indirectos como el IVA o las tasas a la gente, -a esto le llaman estimular la economía-, tapar de nuevo los agujeros de las entidades financieras, a esto todavía no se han atrevido a ponerle nombre, solo hacen referencia que si cae el sistema financiero sería peor.
Al hilo de todo esto, habrá nuevos recortes en derechos sociales, laborales, educativos y sanitarios y dirán que hay que privatizar porque el Estado no puede hacer frente. Por eso dicen, entre otras cosas, que hay que alargar la edad de jubilación y bajar las pensiones públicas. Y para evitar conflicto social, más fútbol, más salsa rosa y más medidas represivas.
No dicen que con mejores sueldos, un mayor reparto del trabajo, la implantación de la renta básica y de la tasa Tobin -un impuesto a las operaciones financieras a nivel global de 0,5%-, la lucha contra el fraude, la lucha contra la corrupción política y empresarial, lo que deben los bancos al Estado, es decir a la ciudadanía, el llamado empleo verde y, así unas cuantas medidas alternativas más, todo iría mejor. Pero estas medidas favorecen a la gente y la colocan en una situación en la que pueden defender sus derechos y exigir una vida digna. Pero los que controlan la economía no están dispuestos.
Kiko Rubio