Dentro de los actos del Año Jubilar, el pasado día 24 de marzo estaba prevista la charla sobre las “Letanías Lauretanas”. El ponente no pudo asistir y la charla la impartió a los asistentes nuestro párroco José Luis Loriente Pardillo. Habló sobre D. Luis de Requesens y Zúñiga. Transcribimos en esta serie de tres artículos la ponencia para que podamos conocer un poco mejor a este personaje al que Villarejo debe gran parte de su historia.
«De modo rutinario se da por sentado que los únicos personajes capaces de marcar con su impronta la historia del Renacimiento y Edad Moderna fueron los reyes y los príncipes, cuando la realidad de los documentos demuestra que los hitos históricos más importantes han sido marcados por los magnates, mandatarios y comendadores que les sirvieron, y a quienes casi siempre se les ha dedicado una leve e incompleta referencia, cuando no se les ha relegado al silencio más absoluto e injusto».
Isidro Coplas Batlle, Luis de Requesens. El gran olvidado de Lepanto (Martorell 1971).

Luis de Requesens y Zúñiga (Museo del Prado)LOS ORÍGENES DEL PERSONAJE
Luis de Requesens y Zúñiga nació en 1528 y murió en 1576 a los 48 años de edad. Pesaron como constantes en su vida una no muy buena salud y la imperiosa necesidad de sacar adelante su apellido en medio de las turbulencias políticas del reinado de Felipe II. Requesens no formaba parte de la Grandeza de España y sus rentas no podían igualarse a las de los grandes, pero recibió encargos y misiones de muy alto rango. Fue ciertamente un hombre prudente y religioso, un gran diplomático y un hombre de Estado, lo cual no obsta para que tuviese sus preocupaciones personales y familiares.
El padre de Luis de Requesens fue Juan de Zúñiga. Éste era lo que se decía un «segundón», hijo de los condes de Miranda. Emparentados con el condestable de Castilla, su familia había participado con pendón propio en la toma de Granada. A pesar de sus pocos medios Zúñiga gozó del favor del Carlos V.
La familia Requesens por su parte era una de las más importantes de Cataluña en entre los siglos XV a XVII. Esta familia, que estaba emparentada con los Valois de Francia y con la casa reinante de Aragón, habitaba el Palacio real de Barcelona, llamado «Palau Menor». Hoy en día de él solo se conserva la capilla, que ha pertenece a los PP. Jesuitas.
D. Galcerán de Requesens es a comienzos del siglo XV Gobernador de Cataluña y Conde de Palamós, señor de Molins y otros lugares anteriormente de realengo. D. Luis de Requesens y de Soler, abuelo de nuestro Requesens, adquiere 1474 la baronía de Martorell y un conjunto de parroquias y de fortalezas en la zona del bajo Llobregat.
Palau Menor de Barcelona. Capilla de los PP Jesuitas que se puede ver hoy
D. Luis de Requesens y de Soler, abuelo de nuestro Comendador, a pesar de tener seis hijos, solo consigue sacar adelante a una niña, Estefanía, que será la madre de D. Luis de Requesens y Zúñiga.
El caso es que Carlos V frecuenta Barcelona y los dominios de los Requesens en 1519. Es allí donde su camarlengo, D. Juan de Zúñiga y de Avellaneda, caballero de Santiago, inicia relaciones con Estefanía Requesens. El matrimonio se celebrará siete años después, tanto por la edad de la contrayente como por no tener patrimonio el pretendiente. Tendrá como condición que el hijo que heredase los bienes maternos portará primero el apellido Requesens.
Es así como D. Luis de Requesens nace en Barcelona el 25 de agosto de 1528. De pequeño es un niño delicado y enfermizo. Hasta tal punto que su madre lo llevó en peregrinación en brazos desde Molins de Rey al Monasterio de Monserrat, donde aparentemente muerto lo depositó ante el altar de la Virgen y recobró la salud.
En sus primeros años el padre, Juan de Zúñiga, está ausente de la casa, porque acompaña a Carlos V en sus viajes por toda Europa. Pero en 1534 la familia se traslada a Madrid. Allí el pequeño Luis es puesto bajo la autoridad del maestro Fray Juan de Arteaga, de la Orden de Santiago, que cambiará la personalidad y salud del niño con su instrucción y sus ejercicios físicos.
Monasterio de Monserrat
En 1535, Juan de Zúñiga es nombrado preceptor del príncipe Felipe y Luis se convierte en paje del futuro Felipe II y compañero de estudios. En esta época recibe la educación del humanista Cristóbal Calvete.
«Zúñiga –nos dice el cronista contemporáneo Cabrera- enseñó a su discípulo el manejo de las armas, la equitación, el arte de luchar en los torneos, en una palabra, todos los ejercicios propios de los caballeros de su tiempo; recomendándoles, al príncipe y a su hijo Luis que vigorizasen su cuerpo con el viril pasamiento de la caza». Pero de igual modo les inculca la franqueza y el amor a la verdad por los que el Emperador Carlos apreciaba a Zúñiga.
D. Juan de Zúñiga y Requesens, hermano mayor de D. Luis de Requesens, también comendador mayor de Castilla de la Orden de Santiago (como el padre, el hermano y el sobrino). Tuvo el papel de representante (el más importante) de Felipe II en la Liga Santa. Príncipe Consorte de Pietraperzia en Sicilia (apunte histórico aparte de este artículo de Vittorio Ricci)Muchos años más adelante Requesens escribirá al maestro de su hijo, Rodrigo Gómez de Silveira: «Lo mejor que tienen las letras es ser ocupación para toda la vida y de mucho gusto para los que las saben; y a los que no las tienen, les falta la mayor parte de lo que han de menester para ser enteramente hombres; y yo lo he sentido bien en mí, que tuve algunos principios cuando mi padre me forzó a estudiar y los olvidé para dejarlo al mejor tiempo, y no hay precio en el mundo que yo no diera por no haberlo olvidado, y no quiero dar cuenta a Dios de no haber hecho fuerza a mi hijo, mientras puedo, en cosa que tanto le va; que si él después de hombre lo dejare sería a su cargo».
En 1538, Luis de Requesens recibe a sus diez años el hábito de la Orden de Santiago. Será en 1543 cuando haga sus votos como caballero de la dicha orden, en el Convento de Vélez (Murcia). En 1546 cuando al morir su padre se convertirá en Comendador mayor de Castilla. Precisamente en torno a esta fecha Requesens sufre una grave enfermedad que hace temer por su vida a los médicos.
Con 18 años acompaña, ya como caballero, al príncipe Felipe a las Cortes de Monzón. En esta época se le describe ya como «ponderado, juicioso, sincero de expresión en la manifestación de los afectos y con un culto perenne a la verdad y a la justicia… De su padre heredó dos cualidades, ser valiente y varonil y los refinamientos de un perfecto caballero. En el orden físico, sabemos por los documentos que era alto y que vestía elegantemente y sin ostentación y que era hábil en montar a caballo y en el manejo de las armas» (Coplas).
Dorotea Barresi e Santapau fue la esposa de Juan de Zúñiga y Requesens (dato proporcionado por Vittorio Ricci)Entre 1547 y 1548 acompaña Luis de Requesens a Carlos V en Italia y en Flandes. De nuevo dice la documentación que sufre una grave enfermedad y es desahuciado por los médicos. Será precisamente en 1548 cuando Requesens embarca por primera vez acompañando al príncipe Felipe en su viaje a Génova y al Milanesado -y parece que la travesía marítima no se sentó muy bien- y de allí a Bruselas.
Es en el marco de este viaje en el que se cuenta que justó con el príncipe Felipe. Primero, al identificar la enseña real, le levantó la lanza y, en un segundo intento, Requesens lo descabalgó al desconocer a su contrincante. El caso es que días después el príncipe no accedió a nombrar a Luis de Requesens como su gentilhombre de cámara. Así será excluido de la corte.
De esta época, una vez muerto su padre, se conservan las misivas que le envía su madre, Dª. Estefanía, en las que le anima a ser un caballero cristiano, a darse a la devoción y al estudio, a practicar el ejercicio de la caza, a evitar el juego y a cuidar las compañías, a administrar él mismo su casa.
El Comendador conoce en 1547 a la que será su mujer, Dª. Jerónima Gralla, hija del Contador Real de Cataluña y heredera de una gran fortuna. La suerte de la muchacha enfrenta a sus padres. Considerando la madre que se debe desposar por amor con Requesens y el padre, por el contrario, que debe ser dada en matrimonio al Conde de Aitona. Tal fue el conflicto que Francisco Gralla termina desheredando a su hija y separándose de su mujer. No surte efecto ni la mediación del príncipe Felipe. Pero ante la insistencia de Requesens, la boda tendrá lugar el 12 de junio de 1552, justo antes de embarcar el esposo hacia Alemania.