Un Consejero del Gobierno de la Asamblea de Madrid disfruta del Bono social térmico tras solicitarlo y cumplir con los requisitos necesarios. Una señora diputada le interpela y pide su dimisión, alegando que no es ético en base a su posición económica.
Hasta aquí todo me parce aceptable. No sé si estos 200 “eurillos” del Bono social son suficientes como para dimitir o no, pero sí nos dicen hasta qué punto somos “especiales” cuando de dinero se trata.
Ahora viene la segunda parte, cuando a la diputada citada le dicen que en su casa también se ha solicitado y se está percibiendo la citada ayuda. ¡Amigo!, ahora ya no se trata para nada de dimisiones. Ahora solamente se trata de pedir perdón y devolver el dinero, que nadie le ha pedido. Vamos, para aclararnos, que el suceso tan falto de ética como para ser motivo de dimisión en un coleguita de la Asamblea, pasa a ser un mero descuido sin mala intención.
Esperemos que sólo sea una más de las esposas dedicadas a la política que no se enteran de cómo va la economía en su hogar. Cuando esta política, médica y madre de familia se enteró de que su hogar se encontraba en la misma situación que el del político para el que pedía la dimisión, seguro que se acordó de la frase de Murphy que dice: “No se puede hacer idea de lo pronto que es demasiado tarde”.
A este respecto el refranero es un diluvio de sabiduría, cuando dice: “Antes de barrer casa ajena, da unas vueltas por la tuya” y cuánta verdad tiene una frase de un poeta romano: “Pronto se arrepiente, el que juzga apresuradamente”.
Aunque la palabra dimisión no forma parte de la jerga de nuestros representantes parlamentarios, pues desde el famoso abrazo de nuestro presidente con el señor que decía le produciría insomnio si tuviese que compartir gobierno con él, todo es tragable, no cabe duda que este patinazo podría ser un principio de “empezar a dimitir, para poder seguir hablando”. Y desde luego lo que no es de recibo es qué por el resbalón de esta señora, que no está enterada ni de la economía de su casa, se resten ayudas a parejas que decidan formar una familia numerosa, perdón, creo que ahora lo quieren llamar “Familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza”.
Esta última definición de familia numerosa me suena más a granja de animales, claro que con las nuevas leyes animalistas tal vez así tengan más derechos.
Ahora me voy a permitir dar un consejo a nuestros políticos, muchos de ellos de pacotilla. Si de verdad quieren ayudar a las parejas que pese a los tiempos que corren deciden tener familias numerosas, que se dejen de chuminadas con propinas que además de no solucionar nada, solo buscan clientelismos. Una medida útil, por ejemplo, sería la creación de una red de guarderías públicas para que el tener un hijo no implique cambiar de vida social ni laboral de aquellos que lo decidan.
Y ya para terminar, sobre la moción de despropósitos que se ha efectuado en nuestro parlamento y sobre la que todo está ya escrito y hablado, solo quiero comentar que lo único claro que he podido apreciar ha sido lo bien enseñados que están nuestros parlamentarios cuando de aplaudir a su jefe se trata.
Deberían saber, como dijo una escritora francesa que: “La adulación es una moneda que empobrece al que la recibe” y como dijo Aristóteles, “Todos los aduladores son mercenarios y hombres de bajo espíritu”.
La sección "El Rincón de los Refranes" lleva publicándose en la Encomienda de forma ininterrumpida, todos los meses, desde octubre de 1996. Bajo estas líneas publicamos la primera edición.