Príncipe Harry.
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Me hacen mucha gracia las autobiografías a las que nos están acostumbrando los famosos de andar por casa. Durante este primer mes del año nos ha tocado la del príncipe Harry con la publicación de un libro sobre su vida, vamos una payasada, perdón, quiero decir una biografía contada por él mismo.
Lo que más gracia me ha hecho es una nota de prensa comentando que la situación de su padre y demás familia, e incluso la monarquía inglesa podría temblar con su publicación. Sobre la estabilidad de la monarquía inglesa, será alta o baja por la situación política del momento, pero no por las chorradas que pueda contarnos un niño criado entre algodones. Y sobre su padre y familia, es posible que estos hayan redactado parte de las críticas hacia ellos y vayan “a pachas” con los derechos de autor.
En toda autobiografía, por muy sincero que se quiera ser, siempre prevalecerán los intereses personales y económicos, y de estos tenemos buenos ejemplos en España. Seguro que nos contará que en su infancia ha padecido calamidades y malos tratos: “pobrecito príncipe”.
Sobre este tema mi opinión es muy clara, es muy difícil ser imparcial cuando se escribe sobre uno mismo, pues lo normal es que tengamos una imagen propia muy por el encima de nuestro valor real. Un poeta inglés dijo: “Cada autobiografía se ocupa de dos personajes: “un D. Quijote, el ego y el Sancho Panza, el yo”
Isabel Preysler junto a Vargas Llosa.
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Igualmente, aunque algo menos cuando la escribe un tercero sobre una persona viva, se condiciona lo contado al interés de la persona y a la repercusión sobre su venta.
Económicamente algo parecido pasa con la reina de la cerámica y algún miembro de su familia, que últimamente han pisado el acelerador en el tema de cobro de portadas y eventos sociales. Y no quiero meter en este cesto a su último ligue, premio nobel, pero el otro día en prensa pude contar hasta 6 portadas de una conocida revista con su amada filipina. Si como creo se pagan un montón de euros por cada una, puede que merezca la pena liarse y desliarse mientras haya quien vaya apoquinando. A esta familia que tanto les place contarnos sus escarceos y ligues, solo desearles que no les pase que: “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”.
Para terminar, y que todo el rincón no sea de política, solo quiero comentar la “atinada” idea de cierta “miembra” del gobierno sobre la posible intervención de los supermercados. ¿Alguien se imagina un supermercado donde sus trabajadores sean funcionarios? Es posible que por cada currito de tienda hubiese más de un alto cargo nombrado a dedo que no diese ni golpe. Y como viene siendo normal estos algos cargos nombrados a dedo, al serlo por sus adhesiones políticas y no por sus sapiencias sobre el tema, a su vez tendrían que rodearse de asesores en temas de mercado.
Supermercado Mercadona
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Vamos que el futuro sería de cine, acabaríamos teniendo que pedir hora para ir a la compra.
En una economía de mercado como la nuestra los precios los regula la competencia y si no te gusta la cadena “Fulana”, te vas a comprar a la “Zutana”. Vamos, que me parece un despropósito atacar a una empresa privada desde un puesto privilegiado del gobierno.
La sección "El Rincón de los Refranes" lleva publicándose en la Encomienda de forma ininterrumpida, todos los meses, desde octubre de 1996. Bajo estas líneas publicamos la primera edición.